Cómo podemos mejorar el acné

En esta guía os enumero algunos consejos que os ayudarán a mejorar el acné. Es un resumen de toda mi historia con el acné, desde que empezó y hasta un año antes de descubrir lo que lo eliminaría para siempre.

1. Saber cuándo y cómo empezó el acné

Saber a qué edad y cómo empezó el acné, os ayudará a saber sus posibles causas. En mi caso, hasta que tuve 17 años mi piel era normal, con las espinillas y los poros típicos de la adolescencia, pero normal.

A partir de aquel momento, mi piel cambió y empezaron a salirme comedones en toda la superficie de la cara. Mi piel había reaccionado y yo no sabía por qué. Resultó que en aquella época, había empezado a tomar la píldora anticonceptiva y tiempo después, descubrí por casualidad, en un libro de medicina, que había 2 marcas de anticonceptivos orales producían granitos y que una de ellas era la que yo había tomado.

Ese fue el detonante que hizo cambiar mi piel ¿Cuál fue el vuestro? Descubrir el origen, os puede ayudar a ponerle fin.

2. Distinguir qué tipo de acné tenemos

Lo ideal es acudir al dermatólogo para que os diagnostique. Pero los que padecemos acné solemos ser personas con un elevado sentido del ridículo. Generalmente nos avergüenza mostrar nuestra piel. Por ello, solemos esconderla o taparla porque nos sentimos incómodos y preferimos buscar las soluciones por nuestra cuenta.

Yo descubrí por mí misma que tenía acné comedogénico moderado, que aunque en apariencia no se ve mucho, es muy difícil de eliminar. Y además, hace sentir la piel muy incómoda.

Se trata de un acné formado por quistes de grasa minúsculos que aparecen en la superficie de nuestra piel. Estos quistecitos suelen estar encapsulados, por lo que son difíciles de extraer, y aunque algunos puedan vaciarse, también se rellenan con mucha facilidad. Además, tienen tendencia a infectarse, produciendo inflamaciones en forma de granos dolorosos enormes que permanecen a veces, más de un mes.

3. Evitar las cicatrices

Pero lo peor es que si los tocamos, nos encontramos con otro problema añadido, las cicatrices profundas. ¿Y por qué los tocamos sabiendo ésto? Porque el dolor, la tensión y la deformidad que nos provocan, nos empujan a intervenirlos. Realmente nuestro propósito es liberar la presión y eliminar la protuberancia que tanto nos afea, pero los daños colaterales que conseguimos son fatales.

Yo sufría mucho porque para mí, como perfeccionista que soy, el acné era un fallo enorme que había que solucionar, y en vez de hacerlo, lo único que hacía era empeorarlo más. Era un círculo vicioso del que no podía salir.

4. Elegir cosméticos no comedogénicos

Habían pasado unos años y mi piel cada vez tenía más imperfecciones. Además, generalmente, las cremas o los maquillajes que elegía, tampoco eran los adecuados y solían empeorar las cosas.

Empecé a interesarme por la composición de los cosméticos y su aporte de grasa a la piel. Y fue entonces cuando descubrí los cosméticos no comedogénicos, que aunque no solucionaban el problema, sí conseguían mejorar la piel. A nivel interno, daban un toque más confortable y a nivel externo eliminaban los brillos y unificaban un poco el tono. Puedo decir que en aquel momento, las marcas Avene y La Roche Posay fueron grandes aliadas para mí.

5. Cómo nos influyen el estrés, la alimentación y los cambios hormonales

Tiempo después, también empecé a relacionar mi acné con factores internos. Empecé a observar, que cuanto más estrés tenía en el trabajo, más brotes de granos me salían. También descubrí que cuanto más chocolate y queso comía, más empeoraban. Y por supuesto también influían mis reglas y ovulaciones. Todo estaba relacionado. Era directamente proporcional mi estado interior con mi aspecto exterior.

Probé a relajarme y desconectar al salir del trabajo, cambiar la alimentación reduciendo el consumo de grasas, chocolates y demás. Incluso probé con la homeopatía para ayudar en el proceso. También lo intenté con las pastillas anticonceptivas, esta vez, específicas para el acné.

He de decir que conseguí una mejoría, aunque tampoco obtube los resultados que esperaba después de todo el esfuerzo que estaba haciendo.

6. El Roacutan a escena

Hasta el momento, todo lo había hecho de manera autodidacta, no había consultado con ningún profesional porque pensaba que yo sola encontraría la cura para el acné. Pero evidentemente no lo había conseguido.

Así que decidí acudir a un dermatólogo. Él me dijo que con mi tipo de acné podía recetarme antibióticos y cremas pero que con el tiempo, los granos volverían a aparecer. Entonces me sugirió que probara el Roacutan. Por supuesto me negué. Había leído sobre sus fuertes efectos secundarios, conocía a personas que lo habían tomado y habían vuelto a tener brotes y a otras a las que les había causado trastornos importantes. Entonces me ofreció una alternativa, la misma medicación, pero en bajas dosis. Serían menos miligramos, más tiempo y menos efectos adversos. Entonces accedí.

Pero resultó que, a los 6 meses, mi piel se volvió tan sensible y los efectos secundarios fueron tan intensos que tuve que dejarlo. Aunque mi aspecto había mejorado y los comedones ya casi habían desaparecido, poco tiempo después, mi piel reactiva volvió a aparecer.

7. Cuidado con algunos ácidos

Pasaron algunos años más y me empezaron a preocupar también las cicatrices. Probé con el ácido glicólico, y aunque era un proceso muy lento, mejoraba mis cicatrices. Pero en ese momento, yo no sabía que el ácido era foto-sensible, así que tuve la mala suerte de mancharme la piel con el sol.

* Si utilizáis cualquier tipo de ácido, evitar su aplicación durante la época de verano, ya que al ser foto-sensible, produce manchas solares.

Ahora tenía acné, cicatrices y había añadido un nuevo problema a mi pobre piel, las manchas ¡No me lo podía creer! Era como si todo estuviese en mi contra.

8. El láser CO2 y sus contraindicaciones

Para solucionar todos los problemas de raíz, estuve a punto de realizarme un tratamiento con Láser CO2. Este tratamiento consiste en quemar con láser algunas capas de piel, de modo que cuando esta cicatriza y se cae, aparece una piel regenerada y con un aspecto saludable ¡Era mi sueño! Yo creía que esa era mi salvación, así que pedí cita para hacérmelo. Pero cuál fue mi sorpresa cuando, estando tumbada en la camilla, entró el doctor y me dijo que no me lo hacía.

Justo esa semana había estado muy estresada y también estaba ovulando, así que me había salido un brote importante de acné. Entonces el médico me explicó que si aplicaba el láser sobre mi piel llena de granos inflamados, lo único que produciría sería una infección. Así que, por supuesto, no lo hice. Quizás otro médico sin escrúpulos hubiese accedido a realizar el tratamiento igualmente, con tal obtener sus honorarios.

Así que, cuidado con la elección del médico y con los efectos adversos de los tratamientos.

9. Limpieza de cutis profesional

Cumplidos ya los 30 años, casi había asumido como crónico mi problema de piel. Sabía que no podría eliminar los granos definitivamente, pero seguía pensando que podría mejorar el acné y el aspecto de la piel, manteniéndola lo más limpia posible. Así que decidí hacerme la primera limpieza de cutis profesional. Y vaya si mejoró mi piel. Me extrajeron más de 100 comedones y mi aspecto fue mucho más saludable. Me gustó mucho la experiencia y estuve yendo cada mes. Pero cómo no fui constante por falta de tiempo, volví a tener algunos brotes, aunque si que es verdad que eran más espaciados.

10. La depilación facial con láser

Sabemos que el acné es una enfermedad inflamatoria que involucra tanto a las glándulas sebáceas como al folículo piloso. Por lo tanto, si yo ya estaba manteniendo a raya la grasa mediante los cosméticos no comedogénicos, la alimentación, el control del estrés y las limpiezas de cutis periódicas. Ya sólo faltaba eliminar el folículo piloso.

Con esta lógica, me sometí a varias sesiones de Láser Alejandrita facial. Tal y como indico en mi artículo Qué método de depilación definitiva elegir, el láser Alejandrita, a mi modo de ver, es el método más efectivo para el fototipo de piel clara y vello oscuro. Así que funcionó, con 6 o 7 sesiones, mi vello desapareció completamente y mi acné mejoró también.

*Cabe destacar que la zona de la cara es muy hormonal y que por tanto requerirá de más sesiones para eliminar el vello que otras zonas del cuerpo. Además debemos de asegurarnos de que la potencia del láser es suficientemente alta y que el láser cuenta con un sistema de enfriamiento de las zonas colindantes, para evitar el efecto rebote

11. Beneficios del ejercicio físico

También fue todo un descubrimiento para mí el deporte. Nunca había realizado ejercicio de forma habitual y la verdad es que llevaba una vida bastante sedentaria. Con lo cual, cuando probé a hacer ejercicio físico de forma regular, todo cambió. Mejoró mi día a día, mi sueño, mi apetito, mi humor y mi piel. Tonificar los músculos, hacer ejercicio cardiovascular y sudar, sin duda alguna, ayuda a eliminar toxinas y a oxigenar la piel y los tejidos.

12. Hallar el equilibrio emocional

Como en casi todas las cosas que nos ocurren, nos obsesionamos buscando la solución fuera y no nos damos cuenta de que la clave está en nuestro interior. Tal y como explico en mi artículo “Señales que indican un cambio de vida” es muy importante hallar el equilibro entre nuestros sentimientos, pensamientos y acciones para que la salud sea completa.

Teniendo en cuenta que prácticamente todas las enfermedades son manifestaciones físicas de problemas emocionales o desequilibrios internos. Y sabiendo que el acné también es una enfermedad, cuanto más equilibrados estemos, mejor estará nuestra piel.

Aquí os he contado cómo podéis mejorar el acné y el aspecto de la piel. Próximamente, os contaré el secreto de cómo conseguí eliminar el acné definitivamente y sentirme cómoda en mi piel por fin.

Imagen cedida por: Alecu Gabriel