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Cómo superar una crisis existencial
La contundencia de una crisis existencial es tal, que nos hará replantearnos nuestra existencia e incluso nuestra propia identidad.
Los sentimientos predominantes en una crisis existencial son la confusión, la angustia vital y la ansiedad. Se siente confusión, porque nuestro sistema de creencias se derrumba, digamos que todo lo que habíamos creído correcto o conveniente, deja de serlo. Ante la falta de alternativas, sentimos angustia y ante la incertidumbre sobre el futuro, ansiedad.
Todos estos sentimientos nos pueden llevar a un vacío existencial que nos provocará un estado de ánimo deprimido, depresión y en casos extremos, el suicidio.
Una crisis existencial, siempre vendrá precedida por uno o varios cambios importantes en nuestro entorno y/o en nuestro ámbito personal, que actuarán como detonantes.
Detonantes de la crisis existencial
Externos
- Cambio de etapas: adolescencia, madurez, veje, acceso a estudios, emancipación, acceso al mundo laboral, estado civil
- Problemas familiares y de pareja: embarazo, aborto, hijos, infidelidades, abusos, adicciones, enfermedades, dependencias, economía, separaciones, muertes.
- Conflictos laborales: tipo de trabajo, tipo de contrato, remuneración, degradación, mobbing, despido.
- Problemas sociales: cambios políticos o económicos, exclusión por raza, condición, sexualidad,…
Internos
- Cambios hormonales: adolescencia, enfermedades hormonales, menstruación, embarazos, menopausia
- Problemas de salud: mentales o físicos.
- Problemas en el desarrollo personal, emocional o espiritual: Autoconocimiento, autoconciencia, gestión del tiempo, zona de confort, hábitos, temas pendientes.
Aunque como no todos viviremos la crisis existencial en el mismo momento de nuestra vida, vamos a ver cómo afecta en cada etapa.
Crisis existencial según tu edad
Crisis a los 20
La crisis de los 20 años suele venir precedida por el gran cambio que supone pasar de la adolescencia a la edad adulta.
Es una realidad que a los 15 años nos imaginamos los 18 como una liberación. Y de repente, llegamos a los 20 y nos vemos desbordados de responsabilidades y obligaciones con las que no contábamos. Además nos vemos solos ante la difícil tarea de tomar decisiones y resolver conflictos, en los que nuestros padres ya no pueden mediar. Este cambio tan drástico, unido a la revolución hormonal que nos invade, los primeros desengaños amorosos y el cambio en el nivel de estudios o la primera toma de contacto con el mundo laboral, provoca grandes desequilibrios que suelen desencadenar la crisis.
Crisis a los 30
A los 30 años, el vacío suele venir precedido por cambios como:
- La incorporación al mundo laboral
- La adquisición de la primera vivienda y/o la emancipación
- Vivir en pareja, casarse o separarse
- Ascender en la empresa
- Cambiar de trabajo
- Tener hijos
Todo ello, unido a la asunción de nuevas responsabilidades, a las dificultades para conciliar la vida laboral con la familiar y a la falta de conocimiento de nosotros mismos, hace aflorar la crisis.
Crisis a los 40
A los 40 años, los hombres están en esa etapa en la que empiezan a sentir que tienen más obligaciones que disfrute, piensan que ya no son tan jóvenes y suelen creer que están cruzando un límite o que no van a poder disfrutar ya de la vida igual que antes. Todos esos sentimientos, unidos a problemas laborales o personales, fácilmente pueden desencadenar la crisis existencial.
En el caso de las mujeres suele ser distinto, sus preocupaciones suelen venir por darse cuenta de que a pesar de estar casadas o tener hijos, no son felices. Por no sentirse realizadas laboralmente o por haberse olvidado de ellas mismas para poder trabajar, cuidar de su casa y de su familia. Y si a estos cambios, añadimos posibles problemas laborales, hormonales o de pareja, la crisis es inevitable.
Crisis a los 50
A los 50 años, las crisis suelen desencadenarse a raíz de la emancipación de los hijos, el desgaste del matrimonio o el cuidado de los padres mayores. Y si a ello le sumamos posibles problemas de salud, enfermedades o problemas económicos, la crisis existencial está servida.
Síntomas de la crisis existencial
- Autoestima baja
- Cambios de humor
- Ansiedad
- Falta de motivación y alegría (No soy feliz con mi vida)
- Vacío existencial
- Preguntas existenciales ¿Qué hago con mi vida? ¿De qué me ha servido todo lo que he hecho hasta ahora? ¿Todo ha sido una mentira? ¿Qué he habré hecho yo para merecer esto?
- Depresión por crisis existencial
¿Tiene tratamiento?
Este es el único tratamiento que existe. ¿Y tú ahora me dirás? ¡Pero si precisamente estoy así porque mi vida ha perdido todo el sentido que tenía!
Está claro que encontrarle sentido a la vida cuando todo va mal o estás atravesando una depresión, es misión imposible. Pero existen algunos pasos previos que nos pueden guiar para a cambiar nuestro enfoque:
- Ubicar el origen de la crisis: Recordar en qué momento se produjo, qué estaba ocurriendo en aquel entonces y cómo te sentías emocionalmente. Se trata de averiguar qué cambios ocurrieron en tu vida para desencadenarla.
- Recordar quién eres y a dónde quieres dirigir tu vida: Para ello te dejaré un enlace con unas preguntas que te pueden ayudar:
8 preguntas clave para cambiar tu vida
- Hacer una valoración de tu vida actual: Se trata de valorar del 1 al 10 todos los ámbitos de tu vida, extraer aquellos en los que la puntuación sea más baja e intentar buscar 2 opciones de mejora por cada uno de ellos.
- Detectar la causa de tu vacío: como seguramente no sabes de donde proviene tu sensación de vacío, te dejo este enlace en que encontrarás cuales son las causas y las soluciones en cada caso.
Si has seguido todos o algunos de los pasos, probablemente ya te habrás tropezado con varios motivos que darán sentido a tu vida. Si por el contrario, te ha sido muy difícil realizar los ejercicios o los has hecho y te has quedado igual, vuelve a intentarlo más adelante, porque seguramente llegará ese momento para ti. Confía.
Si quieres saber más cosas sobre este tema, también te puede interesar este artículo del Blog Autorrealizarte que habla del propósito vital
Crisis existencial de pareja
Ciertamente, no creo en la crisis existencial de la pareja como tal, creo en la crisis existencial de forma individual, es decir, en la que una de las partes experimenta los cambios y la otra no los acepta, haciendo tambalear la relación. O incluso en que ambas partes viven su propia crisis sin entender a la otra.
También es un hecho que la gran mayoría de crisis existenciales, tienen un marcado origen en los conflictos de pareja. El motivo, es muy claro. La mayoría de nosotros basamos nuestras relaciones, exclusivamente en la otra persona, dejando de lado amistades, actividades e inquietudes. Digamos que la pareja se convierte en el soporte fundamental de nuestras vidas, dejando descompensados el resto de ámbitos. Esto supondrá un gran desigualdad, que supondrá un problema, ante un abandono o una separación, ya que la persona “dejada” se vendrá abajo por no tener más pilares donde sustentarse.
Conclusión
Una crisis existencial vendrá siempre precedida por una serie detonantes, se trata de grandes cambios tanto internos como externos que harán que nos desestabilicemos. También hemos visto que existen crisis según la etapa de la vida que estemos atravesando y que existen unos síntomas comunes. Y como hemos podido ver, el único tratamiento que existe es buscar un sentido a nuestra vida.
¿Y tú? ¿Has superado alguna crisis existencial?
Imagen principal cedida por: David Cohen
Imagen corazón cedida por: Kelly Sikkema
hola! felicidades por el blog y por compartir tus conocimientos.
sería de gran ayuda un artículo con consejos de trabajo para perfiles TLP, cómo mantener la calma cuando todo se desmorona o piensas que eres juzgado continuamente, cómo evitar actuar por impulsos destrozando relaciones que te importan, cómo diferenciar a las personas que verdaderamente te aprecian y quieren apoyarte en el proceso de recuperación, etc.
gracias y un saludo
Hola! Muchas gracias! Me encanta tu aportación, le daré una vuelta a todo lo que sugieres porque de ahí puede salir algo muy interesante. Un fuerte abrazo!